La visita de la primera dama, Verónica Alcocer, al Complejo Carcelario y Penitenciario de Bogotá (La Picota) desató una fuerte polémica política a pocos meses de las elecciones presidenciales.
Durante el recorrido, que se extendió más de cuatro horas y se concentró en los talleres de artesanías y oficios de los internos, Alcocer aseguró que su objetivo fue “visibilizar la resocialización y las segundas oportunidades”, y no un acto con fines electorales.
La candidata presidencial Vicky Dávila criticó el encuentro, señalando que Alcocer habló con reclusos condenados por delitos graves como homicidio, narcotráfico, secuestro y feminicidio.
Frente a esas declaraciones, el presidente Gustavo Petro respondió en redes sociales con un mensaje directo en el que calificó a Dávila como “odiante de profesión” y defendió la visita: “En una cárcel no se castiga, se resocializa”.
El mandatario subrayó que las cárceles deben ser espacios de transformación y no solo de castigo, mientras que Alcocer insistió en que “las artesanías son símbolos de dignidad” dentro del proceso de rehabilitación.
La controversia revive recuerdos del llamado “pacto de La Picota”, que en su momento marcó la campaña presidencial de Petro y que aún genera suspicacias frente a visitas de figuras políticas a centros penitenciarios.