El Presupuesto General de la Nación (PGN) para 2026 sigue generando tensiones en el Congreso. El Gobierno redujo en $10 billones la cifra inicialmente planteada de $556,9 billones —la más alta en la historia reciente— con el fin de destrabar el debate. Sin embargo, la nueva propuesta aún enfrenta resistencias en varios sectores.
El ministro de Hacienda, Germán Plazas, explicó que la reducción busca viabilizar la aprobación antes del plazo límite del 15 de septiembre. También reconoció que el presupuesto presenta una fuerte rigidez: el 91,4 % de los recursos ya está comprometido en gastos ineludibles, lo que deja poco espacio para ajustes.
El recorte también impactó la ley de financiamiento. La tributaria propuesta pasó de $26,3 billones a $16,3 billones, cifra que el Ejecutivo presentó como un alivio para las discusiones. Aun así, la bancada de Gobierno abandonó la sesión de debate en medio de la controversia, lo que impidió avanzar en la votación por falta de cuórum.
En ese contexto, el senador conservador Efraín Cepeda lanzó una advertencia al Ejecutivo. Según dijo, desde el Legislativo pueden “negar la reforma tributaria” y ajustar aún más el monto del presupuesto.
“Esto entra en un limbo que no se sabe hoy cuál es el monto. Pasó lo mismo el año anterior y la discusión siguió. Todavía podemos reducir el monto en una proposición y todavía podemos negar la reforma tributaria”, señaló Cepeda.
El congresista agregó que, incluso si el Gobierno Petro intenta imponer el PGN vía decreto, no tendría recursos para ejecutarlo: “Así el Gobierno los pida por decreto, quedará desfinanciado porque le harán falta al menos los $26 billones a recortar. Queremos seguir discutiendo”.
El futuro del Presupuesto 2026 dependerá ahora de los consensos que logre el Ejecutivo con las bancadas, en un contexto económico marcado por limitaciones fiscales y presiones políticas.


