En tiempos donde el país clama por oportunidades reales para la juventud y condiciones justas para quienes trabajan, la voz del Servicio Nacional de Aprendizaje —SENA— ha cobrado un nuevo peso en el debate público. Al frente, el director general Jorge Eduardo Londoño Ulloa ha venido liderando una gestión que no solo recupera el carácter social de la entidad, sino que la posiciona como protagonista en la transformación del mundo laboral colombiano.
Con un estilo directo, cercano y profundamente humano, Londoño ha hecho de los territorios su agenda. En cada visita regional, en cada diálogo con aprendices, instructores, campesinos, empresarios o sindicatos, el mensaje es claro: el trabajo digno no es un privilegio, es un derecho.

La reciente Declaración de Yopal, firmada junto a actores clave del sector productivo y educativo, es ejemplo de ello. Con ella, el SENA ratifica su respaldo al contrato de aprendizaje como herramienta de inclusión laboral, y a la reforma laboral como una deuda pendiente del país con su fuerza trabajadora. “Queremos que aprender sea una puerta abierta al trabajo con derechos. Que ningún joven tenga que escoger entre estudiar o sobrevivir”, ha dicho el director.
Bajo su liderazgo, el SENA ha dado pasos firmes hacia la ruralidad, el reconocimiento de los saberes ancestrales, la formación para la paz y el fortalecimiento del tejido productivo local. Londoño no dirige desde un escritorio: escucha, camina y pone el cuerpo donde más se necesita.
En medio de un escenario político polarizado, su gestión demuestra que sí es posible construir país desde el diálogo, la educación y la dignidad.
Porque en palabras que ya resuenan dentro y fuera del SENA: “Formar para la vida también es formar para transformar.”